Michael Haneke, uno de los grandes genios del cine europeo, hacía por fin justicia a su próspera carrera con el reconocimiento de su obra Amour como merecedora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Poco después obtendría también el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2013, en lo que sin duda es un espléndido año para el director austríaco. Este es un fragmento de la entrevista que Nando Salvà le hizo para El Periódico hace ya casi un año, y que podéis encontrar íntegra siguiendo este enlace.
-La vejez y la muerte son temas que el cine actual no suele tratar de forma abierta y honesta. ¿Está la génesis de Amour relacionada con ello?
-No, a mi lo que me inspira son experiencias personales o individuos que me interesan. Lo que me empujó a hacer Amour fue la voluntad de preguntarme por cómo lidiamos con la muerte de alguien a quien queremos, porque es algo que he experimentado en mi propia familia, y me afectó mucho. Quiero dejar claro que no tuvo que ver con mis padres, sino con otra persona a la que me sentía muy cercano.
-En la película, Anne lucha no solo por mantenerse viva, también por hacerlo con dignidad.
-Es la misma lucha. Tarde o temprano, cada individuo debe plantearse a cuánta de su dignidad está preparado a renunciar en su lucha contra la muerte, y en qué momento dejará de luchar. Nuestra sociedad funciona de tal manera que si tus facultades físicas o mentales quedan seriamente mermadas y no eres millonario, te ves obligado a abandonar tu hogar y el ambiente al que estás acostumbrado y en el que te sientes seguro, y es un proceso terrible, una pesadilla.
-Vivimos en una sociedad que vive de espaldas a la muerte, que no la asume de forma abierta. ¿Representa la película su visión acerca de ello?
-Prefiero no contestar a esa pregunta, sería contraproducente. Mi película quiere empujar a los espectadores a que busquen sus propias respuestas. La labor del arte es enfrentarnos a cosas que la industria del entretenimiento a menudo mantiene ocultas. Amour habla de muchas cosas distintas, y enfatizar una de ellas significa reducir las demás. Ustedes los periodistas esperan respuestas, quieren frases pegadizas con las que titular sus artículos. Es su trabajo y lo entiendo, pero el arte no funciona con respuestas fáciles. Cuando algo puede ser descrito con unas pocas palabras, significa que está artísticamente muerto. Como dice Susan Sontag, la interpretación es la venganza que el intelecto se toma sobre el arte.
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